Muchos bebés y niños adquieren el hábito de chupar su dedo pulgar, porque le relaja, les calma y les da seguridad. Se trata de una costumbre normal y extendida en los bebés que, en principio, no debería generar ninguna alarma durante la infancia temprana. Sin embargo, a largo plazo, puede deformar la arcada dentaria.
Por este motivo, a partir de los dos años debemos educar a nuestros hijos para que abandonen este hábito progresivamente. Además, hemos de tener en cuenta que muchos niños se chupan el dedo con mucha fuerza y esto puede ocasionar un desvío importante de los dientes fuera de su sitio habitual.
En caso de que los intentos por frenar esta costumbre sean en vano, desde el Colegio Oficial de Dentistas de Sevilla ponemos en valor la importancia de visitar a dentistas colegiados para que nos presten su ayuda. Además, subrayamos la importancia de hacernos revisiones periódicas desde edades tempranas.
Participa, antes del 15 de marzo, en la campaña ‘Muerde con fuerza, #MuerdeSano’ y aprende a tener una dentadura fuerte y sana como la de un león.
Fuente: Guía “Niño sano, boca sana” de la Fundación Dental Española
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